Y siempre caigo...

Siempre me quejo. Siempre me quejé. Maldita costumbre. Aprobé, estuve con el Embajador de Angola, estoy armando la valija... Y acá vienen los peros: pero estoy cansada, y me quejo porque me duelen los músculos, porque tengo que armar la valija, porque la semana que viene rindo de nuevo, porque Cecilia me hizo sacarme mi arito nuevo, y porque está nublado. Seguramente me faltan cosas de las cuáles me quejé hoy, miles... Porque siempre caigo en lo mismo, en la queja. Siempre veo el vaso medio vacío. Mejor dicho, me retracto. Siempre lo hacía. Me acabo de dar cuenta que a pesar de mi maldita costumbre de niña quejosa, llega un momento del día en el que me doy cuenta en que todo está bien como está, y que las cosas pasan porque están "meant to happen". Ese siempre es el mejor momento de mi día...


Ja! quién hubiese dicho que el escribir esto me iba a hacer tan bien... :D